El Asustador recae en la duda

Así será entonces, tal vez sí, pero tal vez no, andá vos a saber que sucede de acá a un tiempo. Además lo que dijo José algo tendrá que ver, o espero. Ya puedo sentirme putrefacto, ver como las tripas se me disuelven en una casuela verde y espesa que tapa la vida.
Serví más cerveza, Paquito, el día está amargo como un té al que lo hicieron esperar, y encima la vieja que no se quiere ir, en un letargo despedazado que me irrita tanto. Hoy vine caminando, deje de lado la cálida exactitud del colectivo, siempre tan eficiente hasta el hartazgo. Para cambiar un poco, viste que ahora dicen que está bueno cambiar. ¿Qué será entonces? ¿Un día, dos, tres? Dejate de joder, vos serví más cerveza te digo.
Es tarde, mejor irse parece. Tengo pegados, con una extraña resina que no reconozco, ni pretendo hacerlo, los dedos medio e índice de la mano izquierda, quizás alguien de lo lejos me desea algo bueno, pienso: un poco tonto todo esto. El bar es lúgubre, a la salida o a la entrada es siempre aquel sucucho de beligerantes parapetados en banquetas, el humo y la dicha.

Volviendo a mi casa me encontré con un orfebre, vestido con precioso traje de bufón, una pequeña contradicción que la ciudad nos permite de tanto en tanto. Dormí con la luz prendida.

Tan tan, tán.

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